* Por Fabio Tarasow
¡Y parece que aprender sí es el tema!
Todos estamos usando ChatGPT o alguno de sus hermanos: Claude, Grok, Gemini. Lo usamos un poco para experimentar y mucho para resolver tareas relacionadas con nuestro trabajo.
La pregunta YA no es si se tiene que usar o no se tiene que usar. En realidad, la verdadera pregunta es: ¿el uso que se le dio contribuyó a mejorar la calidad del resultado? Hay una diferencia grande entre el mero copiar y pegar mecánico, y el apalancarse con la IA mediante iteraciones significativas.
Esta idea de apalancarse con la IA en un ir y venir donde el producto se va construyendo en un balanceo donde se va combinando la experiencia del humano y los aportes de la IA, lo llamamos en el PENT "El vals de GPT", y lo usamos para enmarcar la relación de los alumnos con la IA. Este concepto puede extenderse fácilmente para entender la relación de los miembros de un equipo de trabajo al resolver sus tareas con la IA.
Lo que propone la idea del vals es un marco estructurado para integrar la IA generativa en el proceso de aprendizaje y desempeño profesional. En el vals, el trabajo valioso de los alumnos (y de los miembros de un equipo de trabajo) empieza al momento de hacer algo con lo que se recibe de la IA. Ese primer producto es la materia prima sobre la que se debe actuar (no solo copiar y pegar). Es como el bloque de mármol a partir del cual el escultor visualiza y ejecuta su obra. Se recibe ese producto y se hace algo con él.
Por ejemplo, juguemos a decir en 15 segundos sin repetir y sin soplar, las acciones que se pueden realizar a partir de un producto recibido de la IA: reflexionar, validar, adaptar, cuestionar, explorar, identificar, conectar, evaluar, inspirarse…(seguro se les ocurrieron más a ustedes). Con cada una de estas acciones se le agrega valor, sentido y relevancia al producto original. Este nuevo producto se convierte en un punto de partida para una nueva interacción con la IA, iniciando así el “voy y vengo” del vals, un proceso iterativo, significativo y reflexivo.
No estoy diciendo nada nuevo al sostener que casi todos aprovechamos la facilidad de acceso a la IA generativa para resolver una tarea: una lista, una lluvia de ideas, un párrafo. Generalmente la primera respuesta se acerca a lo que esperábamos y la compartimos con nuestros colegas o jefes (a veces diciendo que se trata de "un primer borrador"). Pero al hacer esto no estamos agregando valor, no estamos haciendo ningún trabajo y delegamos en los demás la tarea de generar el trabajo valioso y significativo a partir de ese producto.
Solo pedirle algo a la IA ya no es un diferencial (y cada vez lo será menos). El uso de la IA será valioso cuando podamos sumarle valor agregado. Y ese valor surge cuando, a partir de mis saberes y experiencias, puedo iterar y afinar o enriquecer la respuesta que recibo de la IA. La sumatoria de mis experiencias y saberes en iteración con la IA es lo que puede generar un salto cuántico en la calidad del producto final.
Encuentro que estas ideas del vals en los equipos de trabajo están vinculadas con las propuestas que aparecieron en un artículo de la revista Times, donde se propone una lista de cotejo básica para contemplar el uso de la IA en los equipos de trabajo. La lista menciona cuatro criterios que están contemplados en la idea del vals:
No ser solo el intermediario de la IA: Copiar y pegar lo que salió de la IA es trabajo mecánico al que no le agregamos valor (y es una invitación a que nos declaren prescindibles).
Verificar los hechos: No solo evitar el copiar y pegar, sino verificar las respuestas. Los bochornos famosos de personas que se perjudicaron por usar datos sin verificar ya son muchos. La verosimilitud de las respuestas nos hace creer en su veracidad pero las apariencias engañan.
Regla de la reciprocidad: Habría que preguntarse: ¿Qué pasaría si un colega me entrega un trabajo como este? ¿Qué pensaría?
Agregar valor: Solo cultivar y entregar el resultado inicial limita las posibilidades. La oportunidad de refinarlo y obtener resultados excelentes y sorprendentes se da al poder conjugar el conocimiento y experiencia propios con lo que ofrece la IA.
El futuro del trabajo no depende de si usamos o no la IA, sino de cómo logremos combinar de manera efectiva la inteligencia artificial con la creatividad y experiencia humanas. Como decía Garry Kasparov, el excampeón mundial de ajedrez, los verdaderos ganadores serán los “centauros”: aquellos capaces de fusionar lo mejor de ambos mundos, mitad humano, mitad máquina. Si logramos que los estudiantes aprendan a “bailar” el vals con la IA en las aulas, las empresas podrán formar equipos virtuosos, aptos para desempeñarse en una realidad donde la IA es ubicua. Pero la habilidad para usarla con criterio y propósito seguirá siendo un talento humano. Por eso les digo: está sonando nuestra música, ¡bailemos!
Para saber más del vals GPT: https://pent.flacso.org.ar/producciones/bailando-con-la-ia-en-el-aula-un-vals-con-chatgpt
Artículo de la revista Times (bajo muro de pago): https://time.com/charter/7282365/how-to-use-chatgpt-without-being-annoying/
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El texto de la nota ¿Usar o no usar IA? Esa no es la cuestión. de Proyecto Educación y Nuevas Tecnologías se encuentra bajo licencia Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License. Nota disponible en: https://flacso.pent.org.ar/novedades/opinion/usar-o-no-usar-ia-esa-no-es-la-cuestion